La ira es una de  las emociones  más fáciles de expresar, por lo que no es de extrañar que muchas personas exploten cuando están enojadas. Está bien estar enojado, pero esta reacción exagerada a menudo te lleva a decir cosas que normalmente no dirías. Por ejemplo, ¿tiendes a decir cosas de las que te arrepientes rápidamente porque te enojas?

Habitualmente le damos mucha importancia al QUÉ digo que a que CÓMO lo digo, DÓNDE lo digo, CUÁNDO lo digo. Podemos querer transmitir el mismo mensaje, pero según estas variaciones podemos decir cosas muy diferentes y, por lo tanto, establecer diferentes relaciones con el receptor del mensaje. Pensad, por ejemplo, en variaciones del tono de la voz o en la postura del cuerpo. Estos aspectos pueden modificar el significado de una frase. 

Cuando te sientes herido por alguien o alguna situación es muy posible que si no lo superas se convierta en resentimiento.

Seguro que alguna vez en sus vidas se han encontrado con alguien al que veían siempre feliz, inquieto por hacer cosas, que le quitaba hierro al asunto en las malas situaciones y solía estar despreocupado y pasándolo bien. 

La manera que tenemos de experimentar el mundo en el que vivimos es a través de nuestros 5 sentidos ordinarios, y es esa realidad aparente que percibimos la que condiciona la calidad de nuestras experiencias y por las que las categorizamos en "buenas" o "malas".