Recientemente me contaba una cliente de mis sesiones de Coaching, a quien llamaré Ana, que después de tanto pedirle al Universo que la ayudara a conectarse con su propósito de vida y habiéndolo conseguido, no entendía por qué en muchas ocasiones sentía un pánico que la paralizaba cuando pensaba en alguna de las tareas que tendría que ejecutar para materializar este propósito.
¿Por qué siento este vacío en el estómago cada vez que pienso en lo que tengo que hacer?, se preguntaba Ana, ¿por qué aun sabiendo que debo hacerlo por mi bien, que sé que es algo que traerá cambios positivos a mi vida me perturba tanto la idea?. Cuenta ella que llegaba hasta el punto de querer salir corriendo y dejar todo así, perdiéndose quizás una gran oportunidad en su vida.
Ella sabía que lo que estaba sintiendo no era falta de voluntad, sino un miedo enorme, casi pánico, pero no sabía cómo deshacerse de él.
Esta historia de Ana puede ser la de cualquiera de nosotros. ¿Cuántas veces no somos conscientes de que necesitamos emprender una acción para cambiar nuestras vidas o incrementar nuestro bienestar y sin embargo no logramos dar ese tan importante primer paso?
La clave está en reconocer que tenemos miedo y que somos vulnerables. Nuestros miedos nos están esperando para ofrecernos perspectivas de gran valor respecto a nosotros mismos, pero si nos empeñamos en negarlos, sino somos capaces de reconocerlos cuando se asoman sigilosamente en nuestro diario devenir, nunca podremos controlar o derrotar nuestras conductas de autosabotaje.
Afirma Debbie Ford, coautora del libro Luz en la Sombra (The Shadow Effect), que para descubrir una conducta repetitiva de autosabotaje, tenemos por un momento que abandonar la fantasía de que tenemos una red de seguridad y estar dispuestos a sentir lo que hay debajo. Solo trayendo a la luz ese aspecto de nuestra sombra, podremos llegar al origen de nuestra conducta y acabar con este patrón.
¿Cómo saber cuándo es el miedo el que está controlando la situación?
Podremos reconocer cuándo es el miedo el que habla y actúa a través de nosotros, en esos momentos en que la vida nos pide que actuemos y no sabemos cómo, si permanecemos atentos a las palabras que salen de nuestra boca, a las emociones que estamos manifestando en un momento dado a través de nuestro cuerpo.
Cada vez que nos resistimos a hacer algo, a aceptar una opinión o un punto de vista diferente al nuestro, a soltar los apegos hacia algo, hacia alguien o hacia nuestros pensamientos, aun sabiendo que alguno de estos puede ser la causa de nuestro sufrimiento, cuando nos sentimos deprimidos, ansiosos…ahí están hablando nuestros miedos. Hacernos conscientes de ellos es el arma de transformación más poderosa que tenemos y la vía más expedita para conectarnos con la felicidad.
El reto es descubrir el valor de nuestros miedos y encender la luz de la autocompasión y el perdón a fin de desactivar su poder para destruirnos la vida. Cuando somos capaces de descubrir las bendiciones que nuestros miedos nos ofrecen, ya no necesitaremos seguir interpretando roles que no se corresponden con nuestra verdadera esencia. Ya no tendremos que demostrar nada. Por lo tanto seremos capaces de reconectarnos con nuestro verdadero poder, el cual yace oculto tras este aspecto de nuestra sombra.
Tus miedos pueden ser tus mejores aliados. Deja que sean la chispa que encienda ese proceso de transformación y crecimiento que durante mucho tiempo has estado posponiendo y que la vida de vez en cuando se empeña en recordártelo, cada vez que el dolor aparece. Acéptalo, obsérvalo, escucha lo que te dice y pregúntate... ¿Por cuánto tiempo más estoy dispuesto/a a dejar que este miedo me detenga?
Glenda Travieso
Autora y Coach Neurolingüístico
@gatravieso